El estado de Puebla es un lugar repleto de historias, leyendas y tradiciones que han resistido el paso de los siglos, pero hay un relato en especial que hiela la sangre y fascina a la vez: la leyenda del puente de los duendes. Esta narración, enraizada en el municipio de Tehuacán, es más que un cuento antiguo, es como un testamento de la gran tradición oral poblana que ha retumbado generación tras generación.
El puente: entre la utilidad y el misterio
Tehuacán, uno de los municipios más emblemáticos de Puebla, alberga una construcción de piedra, que a simple vista, se diseñó para una necesidad básica: permitir a los pobladores cruzar el río sin mojarse y transportar el cargamento de sus carretas con seguridad, pero, detrás de su colonial arquitectura, el puente esconde un oscuro secreto.
Los guardianes del puente
Se dice que está habitado por duendes traviesos que lejos de las caricaturas juguetonas tienen un apetito por el engaño. Estas criaturas místicas atraen a sus víctimas, sin importar su edad o género, y las arrastran bajo la estructura. Lo más aterrador de este relato es que, una vez bajo el dominio de los duendes, las personas rara vez regresan. De hecho, solamente se conoce un caso de alguien que ha logrado escapar del agarre de estos seres.
El testimonio del sobreviviente
La historia trata de un hombre, conocido por sus frecuentes fiestas y su predilección por el alcohol, una noche, tras una juerga con amigos, regresó a casa bajo el influjo de algunas copas. El frío invernal lo golpeó y en su embriaguez, decidió buscar leña cerca del puente de los duendes para encender una fogata.
Era tarde, el silencio de la noche solamente era interrumpido por el susurro del viento y el lejano murmullo del río. A medida que se acercaba al puente, una serie de eventos extraños comenzaron a suceder. Primero, fue el cacareo inusual de una gallina, luego, la sensación abrumadora de que el puente mismo se estaba derrumbando. Antes de que pudiera reaccionar, una figura cambió de gallina a duende, arrastrándolo hacia el oscuro abismo debajo del puente. Aterrorizado, el hombre recurrió a sus oraciones, logrando que el duende retrocediera.
Cuando despertó, su primer pensamiento fue que había sido una pesadilla, una alucinación inducida por el alcohol. Pero las plumas blancas bañadas en sangre que cubrían su ropa le decían una historia distinta.
El legado de la leyenda
En la actualidad, los lugareños de Tehuacán transmiten esta leyenda como una advertencia. La historia del puente de los duendes en Puebla no es solamente un cuento escalofriante, es un recordatorio del respeto que se debe tener hacia las tradiciones y los relatos antiguos que forman el tejido cultural de una comunidad.
Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar Tehuacán, podrás sentir la tensión y el misterio que rodea al puente. Aunque, una recomendación: ¡tal vez quieras evitarlo de noche!
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